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Competencias fundamentales, competencias transversales, competencias clave
Aportes teóricos para la reforma de Ejemplo de referencia: Desde comienzos de los años ´90, la empresa Siemens desarrolló, implementó y evaluó un concepto de formación técnica basada en competencias. De esta experiencia de muchos años resultó el proyecto PETRAplus, cuyo concepto teórico y de operacionalización de distintas áreas de competencia se visualiza en los siguientes cuadros: Es de destacar la gran importancia que esta concepción
atribuye a las competencias técnicas, que abarcan capacidades y
habilidades cognitivas, sensomotrices y sociales. Las mismas deberán
adquirirse generalmente en el contexto de un área ocupacional.
Con la ayuda del PETRA, Siemens logró además relacionar
calificaciones clave y áreas de competencia, por un lado, y modos
de adquisición, por otro. El objetivo esencial de la formación técnica, a diferencia del de otras áreas del sistema educativo, es facilitar la adquisición de conocimientos, capacidades y habilidades técnicas, relacionadas con un área ocupacional. Por lo tanto, es indispensable analizar y, más aún, enseñar y entrenar en el desarrollo de competencias (transversales) con referencia al ámbito donde éstas encontrarán su aplicación. Como en el desarrollo curricular en general, la formación técnica basada en competencias también debe diferenciar distintos grados de dificultad, planteándose el problema de la progresión. Todas las conceptualizaciones aquí presentadas
se basan en una concepción de la competencia profesional y técnica
más amplia que la vigente en el pasado y enriquecida por las competencias
metodológicas, sociales y personales. Estas últimas son
las que se ponen en juego para responder a demandas diversas y contextos
distintos. Innovaciones metodológico-didácticas y formación técnico-profesional basada en competencias Una organización inteligente concibe el aprendizaje en el contexto de la transformación permanente de la organización del trabajo y como proceso activo de solución de problemas. Por lo tanto buscará que los puestos de trabajo favorezcan el aprendizaje que transparentan la multiplicidad de procedimientos y procesos de trabajo. Desde la perspectiva didáctica y psicopedagógica se agregan algunos principios básicos que debe presentar el proceso de enseñanza-aprendizaje para lograr su cometido: Activo y significativo: La calidad de la construcción de saberes y la adquisición de competencias dependen de la actividad constructiva y significativa de los sujetos. Es decir, se rechazan todas las formas pasivas y mecanicistas de aprendizaje. Aplicado y cognitivo: La adquisición de competencias requiere tanto del desarrollo simbólico como de la capacidad de adaptación pragmática de los saberes a contextos distintos. De abstracción y creación de hábitos: La abstracción incrementa la flexibilidad en la aplicación de los conocimientos, mientras que la adquisición de rutinas y hábitos permite liberar la atención y concentrarse en la solución de problemas complejos. Autónomo y dirigido: En ciertas edades, una fase de aprendizaje dirigido es indispensable para posibilitar la autonomía y ésta sólo es válida si media continuamente el control del saber experto, por lo tanto la adquisición de competencias requiere de ambas modalidades. Grupal e individual: El aprendizaje en equipo depende en gran parte de la capacidad de aprendizaje de cada uno de los sujetos. El grupo estimula la motivación para aprender, los aprendizajes se transfieren, etc.; no obstante, la calidad del resultado tanto de un grupo de aprendizaje como de un equipo de trabajo está circunscripta a la capacidad de los sujetos que los componen. De contenidos y metodologías: El aprendizaje siempre se concreta en un contexto temático y, no obstante, el estímulo del desarrollo de competencias requiere pasar de la orientación hacia el producto en sí, a la orientación hacia el proceso que ha llevado a ese producto. Las competencias metodológicas, esencialmente el saber aprender a aprender, es a su vez una competencia metacognitiva que permite reflexionar acerca del propio proceso en la búsqueda y la elaboración de la información y el aprendizaje. Sin embargo, a la sistematización, categorización
y progresión de competencias, un currículum le es necesario,
pero no suficiente, para obtener los resultados esperados. Es de fundamental
importancia que los docentes dominen los principios arriba mencionados
y las metodologías de enseñanza-aprendizaje coherentes con
éstos y adecuadas para el desarrollo de cada área de competencia. La formación basada en competencias no puede
prescindir de las formas sociales tradicionales de enseñanza-aprendizaje
como la exposición, la dramatización, el debate y el trabajo
en pares o grupo. A su vez, en lugar de una técnica específica,
se privilegia la pluralidad y la combinación adecuada para desarrollar
las diversas competencias. La reforma curricular de la formación técnico-profesional
es poco eficaz sin la capacitación intensiva de los recursos humanos,
con estándares elevados de calidad. El docente necesita asimilar
el nuevo rol de moderador y asesor en el aprendizaje, constituyéndose
él mismo en referente para el aprendizaje permanente y ubicándose
en el contexto de escuelas y centros de capacitación con carácter
de "organización inteligente". La progresión en la transmisión de competencias de la educación general básica a la formación técnica y la capacitación Hoy en día, las competencias sin duda no solo se transmiten en las instituciones educativas o en un único ámbito del sistema educativo. La educación general básica, la formación técnica básica y especializada, la experiencia laboral y la capacitación se integran en el desarrollo de las competencias. A su vez, cada nivel de formación y cada institución educativa cumplen un rol específico para la adquisición de competencias. Sin duda, la educación general básica
forma la base para el desarrollo de competencias laborales en sus distintos
aspectos, como las competencias sociales, las competencias personales,
las competencias culturales e interculturales y la competencia en el manejo
autónomo de metodologías de aprendizaje y de trabajo. Además,
allí se va afianzando la conciencia acerca del imperativo actual
de involucrarse en un proceso de educación permanente y la capacidad
para el aprendizaje autónomo. En términos generales se distingue entre los
siguientes niveles. Una primera fase donde se forman las competencias
profesionales para realizar tareas básicas en un área ocupacional
y se prepara al alumno para el desempeño profesional. Ya en este
período comienza también el desarrollo de procesos autogestionados
de aprendizaje en el ámbito laboral. No obstante, la esencia de
esta fase de formación radica en la construcción de competencias
técnicas que integran los conocimientos teóricos y prácticos,
y relacionan los conocimientos previos de la educación general
básica y los conocimientos profesionales básicos, con el
fin de que se refuercen mutuamente.
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